Parte 1: El Desierto.
Muchas veces me refiero a este lugar como el Pueblo, aunque realmente sea una ciudad. Una ciudad que ha crecido mucho en los últimos años. Con sus nuevas plazas, edificios, puentes y estacionamientos. Realmente, vivimos en una zona desertica. Pero, sumado a eso el asfalto que guarda y refleja suficiente sol, hay momentos en el que es muy caluroso caminar por ahí. Fue curioso, un sábado de descuentos en todos lados, por lo que había una alta circulación de autos, pero seguía siendo muy caluroso.
Parte 2: El viaje.
–Siempre quise hacer algo con un carro de supermercado. Súbete.
-No súbete tú.
-¿Y si ahora me subo yo?
Parte 3: Juarez.
Hablar de un Desierto, me recuerda también a hablar del norte de México, especialmente Ciudad Juarez. Ha sido declarada varias veces la ciudad más peligrosa. Siguen habiendo muertes, más las muertes de la "Guerra contra el narcotráfico". Hablar de desiertos, y encontrar un guajolote muerto junto a la basura, como se suelen encontrar alguno cadáveres de mujeres en Juarez, parece implicar la comparación. Finalmente, este desierto pequeño, minúsculo, burbujeando de actividad con autos, con paredes y cuerpos en los basureros, con sus restaurantes y tiendas en ofertas, con ese ardiente sol queretano y gente jugando futbol debajo de él, y las plantas, puestas ahí de forma decorativa, y tantas cosas, que terminan siendo interpretados como un reflejo de otra realidad. Una realidad más grande, más cruel y menos agradable.
Texto:
Oyieth
Fotografía: Ana Alvelais/Oyieth
Locura Condensada:
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